
La princesa de Éboli (Cifuentes, 1540- Pastrana, 1592).
En palabras de la escritora María Teresa Álvarez, La princesa de Éboli fue la mujer más controvertida y envidiada de su tiempo. Una de las más hermosas perdió un ojo practicando esgrima por lo que siempre aparecerá retratada con un parche dando imagen de enigmática dama.
Ana de Mendoza era hija de los condes de Cifuentes. Su matrimonio con Ruy Gómez la acercó al monarca de la época, Felipe II. Ana vivía plenamente integrada en los avatares de la corte siendo además íntima amiga de la reina consorte, Isabel de Valois. Rodeada de sus hijos, la protección de su marido y los lujos de la corte su situación dará un cambio drástico al fallecer su marido en el año 1573.
Ingresó en el convento de Pastrana dentro del cual, debido a temperamental caracter tuvo algunas discusiones con las monjas, motivo por el cual, se trasladó a otra Comunidad religiosa en Toledo. Posteriormente regresaría a tomar las riendas de su casa a Madrid. Su presencia en la capital no fue vista con bueno ojos por los colaboradores del rey. Ana de Mendoza se había convertido en la mujer fatal del reinado de Felipe II tras desatar su seducción con el secretario de su majestad, Antonio Pérez para ejercer influencias.
El secretario Juan de Escobedo había llegado de Flandes entrevistándose con Antonio Pérez, amante de la princesa de Éboli y descubriendo el engaño.
Escobedo fue encontrado muerto en un callejón de Madrid. Dieciséis meses después eran detenidos la princesa de Éboli y Pérez. ¿La razón?
Unas supuestas copias de documentos secretos que guardaba el antiguo secretario y la sospecha de que, Ana de Mendoza se había atrevido a conspirar contra el rey de la corona portuguesa.
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