
La escritora catalana Ana María Briongos, incansable viajera por el lejano oriente describe en su último libro Irán, cuadernos de viaje un país asociado a un color: el negro. Negro por su famoso caviar, negro por el chador de sus mujeres y negro por el color del petróleo. Esto es Irán. El antiguo Imperio Persa.
El color negro está siempre presente en los medios de comunicación occidentales. Irán es también un país de colores. Increibles colores brillantes. Y estos colores, tan sólo son capaces de percibirlos aquellos que alguna vez pasearon por sus bazares, acariciaron sus alfombras y contemplaron la majestuosa Soltaniyeh.
A.M Briongos también nos acerca a una realidad que no percibimos a través de las imágenes: los olores. ¿A qué huele Irán? Irán huele a té. Irán huele a hospitalidad. Irán huele a especias. Irán huele a tradición y a historia.
Pero sobre todo, hay que recordar que en el País de las Mil y una noches hay mil y un poetas. Irán también huele a poesía.
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